Antes de las e-facturas
No es sino a principios de los años 90 cuando con la masificación de las computadoras de escritorio y la demanda del uso de internet que comienza tímidamente a introducirse este formato electrónico en algunos países de la región. Pero es más de una década después, cuando su uso se instaura de forma voluntaria en Chile y empieza el crecimiento acelerado en varios países que decidieron impulsarla siendo de carácter obligatorio, en algunos países y estableciendo diferentes normativas.
Chile en el 2003 inició implementando el primer modelo de facturación electrónica, buscando incrementar la competitividad, la eficiencia del mercado, mejorar el cumplimiento y control tributario, y los procesos de administración, cobranza y fiscalización del país, pero las expectativas de adopción voluntaria se quedaron cortas y el Gobierno acabó optando por la obligación.
La iniciativa de Chile animó a Brasil y México, que pronto se unieron a este proyecto impulsando modelos de e-facturas que les han permitido convertirse en los países con mayor implantación y los más desarrollados en este ámbito.
Hoy en día, son estos tres países los que lideran la facturación electrónica tanto en Latinoamérica como en el mundo.
Los países que llevan años utilizándolas han logrado evidenciar que su uso aporta ventajas y beneficios a las organizaciones que las utilizan. Es por esto por lo que países como Colombia, Bolivia, Honduras y Costa Rica están basándose en los modelos más adelantados de la región latinoamericana para masificar el uso e implementar sus propios sistemas de facturación.
En la actualidad
Se podrían clasificar en cuatro (4) grupos los niveles de implementación de la facturación electrónica en los diferentes países:
Los líderes o los que presentan una alta implementación: Constituido por el bloque de países en los que el uso obligatorio de la factura electrónica abarca, prácticamente, la totalidad del comercio nacional.Actualmente, el uso de la factura en su formato digital es obligatorio en Brasil, México, Chile, Ecuador, Argentina, Uruguay y Guatemala.
Los avanzados o que tienen una implementación media: Incluye a los países que más recientemente se han ido integrando al cambio, impulsando la obligatoriedad de la factura electrónica de manera gradual por sectores de la economía y de acuerdo con el tamaño y ubicación territorial de los contribuyentes.
En desarrollo o que registran una baja implementación: Agrupa a aquellos países que están empezando a desarrollar su modelo de facturación, principalmente voluntaria, y cuya puesta en marcha es algo novedoso, pero apostando a convertirla, más temprano que tarde, en una realidad.
Sin avances significativos: Reúne a aquellos países donde el impulso a la factura electrónica es mínimo o nulo.
A pesar de que todavía hay países que no cuentan con una normativa de facturación electrónica, ésta se ha convertido en los últimos años en una pieza esencial en la transformación digital de las empresas y de los gobiernos de Latinoamérica. Es posible que la evolución y el impulso de este tipo de soluciones tecnológicas se masifican y permitan que las empresas de estos países descubran los beneficios que pueden obtener del intercambio electrónico de documentos.
Kommentarer